La técnica de impresión litográfica fue creada hace más de 200 años en Alemania por el artista Alois Senefelder. El término proviene de las palabras griegas "piedra" y "escribir".
El proceso de impresión está basado en inmiscibilidad del aceite y el agua. La imagen es dibujada directamente sobre una tabla de piedra (normalmente caliza) utilizando un lápiz graso para cubrir después la piedra con agua. Como el agua rechaza las tintas grasas, no se imprimen las zonas grasas aunque se encuentran en el mismo nivel. El proceso puede ser relativamente simple utilizando un lápiz y tinta o complejo para una elaborada impresión.
Para la mayoría de las personas, el proceso de impresión no es importante siempre y cuando el acabado tenga una calidad aceptable. Lo que nos ofrecen las litografías es la posibilidad de poseer una bella pieza de arte reproducida por un artesano en pequeñas cantidades partiendo de la imagen original.
Sin título. Frederic Amat.
Una pieza de arte original puede ser muy cara. Una litografía es una posibilidad más asequible para todos los bolsillos, pero todavía cargada de exclusividad y valor, ya que el número de copias impresas suele ser reducido. No se trata de producción en masa. Normalmente las litografías aparecen numeradas y firmadas por el artista. Es posible en algunos casos que el artista sea el impresor de las litografías de sus propias obras.
Debemos tener en cuenta el concepto de "litografía original". No se trata de una reproducción al uso y presumiblemente el precio va a ser más alto.
Litografía original IX: Mourlot 865. Joan Miró
En el siglo XIX el proceso litográfico se consolidó después de un periodo de experimentación y enriquecimiento, pero hay que esperar algunos años para que las litografías adquirieran fama y comiencen a ser utilizadas por artistas de renombre: Pablo Picasso, Marc Chagall, Henri de Toulouse-Lautrec, Edvard Munch, Edgar Degas, Joan Miró, Francisco Goya, Eugène Delacroix, Grant Wood, Antoni Tàpies o David Hockney entre otros.
Al igual que sucede con los libros, comprar y coleccionar litografías es una de cuestión de gustos. Las opciones son innumerables: arte abstracto, pájaros, animales, retratos, dibujos en blanco y negro...
Lo primero es investigar al artista; ¿permitió la creación de cientos de litografías o el número es reducido? Esto, por supuesto afectará el precio final de la litografía. Visitar museos y galerías de arte para buscar impresiones relevantes es una buena idea, podemos acompañar nuestra visita con una biografía del artista para conocer las fechas y detalles. Aprender porque algunas litografías son más importantes que otras es un trabajo que requiere esfuerzo.
Es importante conocer que no sólo artistas de renombre crearon litografías, muchos artistas menos conocidos también crearon parte de su obra utilizando este método.
Una litografía firmada y numerada es potencialmente más cara, al igual que sucede con los libros. Es emocionante poseer un ejemplar firmado por alguien que admiras, aunque posiblemente sea un poco más caro.
Frontespiece, Vitraux pour Jerusalem. Marc Chagall, 1962
También debemos entender el propósito de la litografía. ¿Está diseñada como una pieza de arte única y separada o se trata de una ilustración para un libro?. A veces algunas litografías aparecen separadas de los libros para ser vendidas como una pieza de arte única.
Entender la historia y la condición de la litografía también es importante.¿Quién era el antiguo poseedor?, ¿tiene algún desperfecto? Las manchas no son lo peor que le puede ocurrir a una impresión. También debemos cuestionar la calidad del papel. ¿Es una impresión con más de cien años que aún se conserva en buen estado? Las impresiones son frágiles, por eso a veces tienen manchas de óxido. Si la impresión ha sido enmarcada, debemos observar si el marco ha afectado a la impresión. Las impresiones a veces pueden venderse enmarcadas pero normalmente las encontraremos sin marco.