Sinopsis:
Entre los fenómenos naturales que el hombre ha sabido convertir en símbolos, pocos son tan ricos en significados como el de la sombra. Símbolo del mal y de la muerte, del alma y del espíritu, de lo pasajero y lo imperfecto... la sombra ha proporcionado a la literatura algunas de sus invenciones más memorables, seleccionadas para este volumen. En las fábulas de Esopo, la sombra de un burro sirve para mostrarnos hasta dónde puede llegar la estupidez humana, dejando una sonrisa amarga en el lector. «El milagro de Teófilo» y la leyenda «El hombre que perdió su sombra» narran las consecuencias que tiene para la sombra, cuerpo del alma, el trato con el Diablo. Los textos de Wilde y Hofmannsthal nos revelan que nuestras vulgares sombras son rasgos preciosos de humanidad. En la leyenda de Juan sin Miedo, en la inesperada novelita de Pérez Galdós y en el cuento de Gautier, la sombra encarna todo aquello que sus protagonistas más temen. En «Entremés de la sombra», el marido burlado se burla de todos nosotros a su costa. En el cuento de Poe la sombra cumple un papel clásico. Nerval dedica unas páginas de su extraordinario Viaje a Oriente a describir el Karagöz, el teatro de sombras de Constantinopla. Doce cuentos de sombras, esa noche en miniatura, esa abreviatura de la oscuridad: cada cultura y cada época le han atribuido un simbolismo específico, hasta acabar por ser el símbolo mismo de la fantasía.
Acerca de los autores:
Théophile Gautier (Tarbes, 1811-Neuilly-sur-Seine, 1872) fue maestro de la generación romántica e inspirador de poetas, entre los que se encontraba Baudelaire. Desde muy joven demostró su aversión por el academicismo literario y volcó su entusiasmo sobre Villon, Rabelais y los llamados «malditos». Escribió novelas por entregas, artículos y críticas en distintos diarios y revistas, además de libros de viajes y relatos cortos.
OSCAR WILDE (Dublín, 1854–París, 1900), poeta y dramaturgo irlandés, es considerado uno de los más célebres escritores en lengua inglesa de todos los tiempos, tanto por su provocadora personalidad como por su obra. Escribió relatos y novelas, como El retrato de Dorian Gray, poemas como el desgarrador La balada de la cárcel de Reading, y fue enormemente popular en el Londres victoriano por su exitosa producción teatral, como La importancia de llamarse Ernesto, y por su ingenio mordaz y brillante conversación.
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