Sinopsis
La Anábasis de Jenofonte narra la marcha de diez mil soldados griegos a través de la zona oeste del Imperio persa, soldados que habían sido contratados como mercenarios por Ciro el Joven para enfrentarse a su hermano Artajerjes II con el objetivo de alcanzar el trono de Persia. Ciro fue derrotado en la batalla de Cunaxa, cerca de Babilonia, en el verano del año 401 a. C., por lo que, sin su apoyo, los griegos tuvieron lógicamente que regresar a Grecia. Al haber sido capturados y ejecutados sus generales, los griegos debieron elegir nuevos líderes que los dirigieran en el camino de vuelta, y Jenofonte apareció como el sucesor ideal para guiarlos, a través de terrenos difíciles y pueblos hostiles con escasez de alimentos, hasta alcanzar la costa noroeste de Asia Menor.
Acerca del autor
Jenofonte (ca. 431 a. C. - 354 a. C.) fue un historiador, militar y filósofo griego, conocido por sus escritos sobre la cultura e historia de Grecia. Nació en las cercanías de Atenas, en la región de Ática, durante la segunda mitad del siglo V a. C., en el seno de una familia acomodada. Su infancia y juventud transcurrieron durante la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), en la que participó formando parte de las fuerzas ecuestres. Fue discípulo de Sócrates y escribió diálogos inspirados en su persona. Durante el gobierno de los Treinta Tiranos, Jenofonte se unió a una expedición de mercenarios griegos a Persia conocida como la Expedición de los Diez Mil, contratados por el príncipe persa Ciro el Joven, que se enfrentaba con su hermano mayor Artajerjes II, el rey de Persia. El relato de Jenofonte sobre esta expedición lleva por nombre Anábasis y es su obra más conocida. Tras regresar a Grecia, Jenofonte entra al servicio del rey espartano Agesilao II, que comandaba un cuerpo expedicionario griego para proteger las ciudades griegas de Asia Menor de los persas (396 a. C.). Sin embargo, la alianza griega pronto se rompió y en el 394 a. C. tuvo lugar la batalla de Coronea, en la que Esparta se enfrentó a una coalición de ciudades griegas de la que formaba parte Atenas. Jenofonte tomó parte en la batalla, al servicio de Agesilao, por lo que fue desterrado de su patria. En cualquier caso, los espartanos le distinguieron primero con la proxenía (honores concedidos a un huésped extranjero) y más tarde con una finca en territorio eleo, en la que comenzó a escribir parte de su prolífica obra. Aquí se le unieron su esposa, Filesia, y sus hijos, los cuales fueron educados en Esparta. En el 371 a. C. se libró la batalla de Leuctra, tras la cual los eleos recuperaron los territorios que les habían sido arrebatados previamente por Esparta, y Jenofonte tuvo que trasladarse a Corinto. Al tiempo, el poder emergente de Tebas originó una nueva alianza espartano-ateniense contra Tebas, por lo que le fue levantada la prohibición de volver a su patria. Sin embargo, no hay evidencia de que Jenofonte retornara a Atenas. Jenofonte es considerado por algunos autores, entre ellos Jacob Burckhardt, como partícipe de la idea del panhelenismo, ya que, a pesar de su simpatía por Esparta en detrimento de Atenas, apoyó la idea de unir políticamente todas las polis griegas.
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