
Charles Dickens es uno de los más ilustres novelistas que ha dado la literatura inglesa y universal, y es considerado el máximo exponente de la era victoriana. Combinó su evidente talento para la narración con agudas dosis de humor, ironía y crítica social para ganarse la admiración tanto de la gente de su tiempo como de las generaciones venideras.
Pero para entender la obra de Dickens, antes es necesario conocer su contexto. Nacido en Portsmouth (Reino Unido) en 1812, tuvo que abandonar la escuela en Londres después de dos años y medio formándose, debido a que su padre había sido encarcelado por deudas; esto no impidió que Dickens siguiera cultivándose de forma autodidacta, en especial devorando novelas picarescas y de aventuras. No tuvo más remedio que compaginar su pasión con la necesidad imperiosa de trabajar en una fábrica de calzado desde niño, algo que marcaría su preocupación por las condiciones de vida de las clases más humildes.
Con el paso de los años, Dickens aprendió taquigrafía y pudo empezar a ganarse la vida como escritor. Empezó redactando crónicas en tribunales, logró un puesto como periodista parlamentario y, por fin, publicó una serie de artículos inspirados en la vida cotidiana de Londres, recogidos en español habitualmente como Cuentos de Boz, en alusión al pseudónimo que empleaba entonces Dickens.
A partir de 1936, la relación del escritor con la prensa no hizo sino afianzarse, pues continuó contribuyendo y publicando periódicos durante gran parte de su vida. Tanto es así que casi todas sus novelas fueron publicadas en entregas semanales o mensuales, lo que le permitió a Dickens llegar a un público mucho mayor, incluyendo las clases menos pudientes, lo que le procuró un poder de influencia y una notoriedad inalcanzados en vida por la mayoría de autores de su época. Del estilo ligero de Los papeles póstumos del Club Pickwick, publicado en 20 entregas, pasó a una narración más profunda con Oliver Twist, su segunda novela y quizá la más reconocida de su carrera. Este relato, que tiene mucho de autobiográfico, fue pionero al situar a un niño como protagonista y poner el foco en los males sociales y la hipocresía de su época.
Su siguiente gran éxito fue el famosísimo Cuento de Navidad (1843), protagonizado por el viejo Scrooge y los fantasmas de la Navidad, al que el escritor que acompañó los años siguientes con otros cuatro relatos navideños: Las campanas, El grillo del hogar, La batalla de la vida y El hombre atormentado y la oferta del fantasma. Sin embargo, puede que fueran más sobresalientes desde el punto narrativo otras obras destacadas del autor, como Dombey e hijo, Casa desolada, Tiempos difíciles e Historia de dos ciudades, que figura en la revista Forbes como el libro más vendido de la historia —más de 200 millones de ejemplares—.
A lo largo de su vida, salpicada por sucesivos problemas matrimoniales y de salud, Dickens escribió un total de 20 novelas y cientos de relatos cortos y artículos. Murió poco después de concluir toda una gira de lecturas públicas en Estados Unidos y ser recibido por la reina Victoria, lo que muestra la inusitada popularidad que había logrado ya antes de su repentina muerte en 1870.