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Libros antiguos y de colección
Guía básica para el coleccionista de libros

Coleccionar incunables: los primeros libros escritos

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A Johannes Gutenberg se le atribuye la invención de los caracteres móviles fundidos allá por el año 1439. Sin embargo no fue hasta 1452 cuando por fin puso en práctica su magnífica idea y creó su imprenta, publicando un libro completo la Biblia de Gutenberg.

Gutenberg cambió la forma en que Europa pensaba sobre los libros y anunció una nueva era en la comunicación de masas. Por primera vez en la historia occidental era posible producir cientos, e incluso miles, de copias de un solo trabajo de forma rápida y relativamente barata.

Hoy los coleccionistas de libros ven también la invención de la imprenta como un importante punto de inflexión en la cultura moderna: los libros hechos antes y después de este punto son muy diferentes, por lo que los libreros, coleccionistas e historiadores llaman a los libros impresos en este periodo de transición “incunables”.

El término Incunable (del latín incunabulae) se refiere a la época en que los libros se hallaban en la "cuna", haciendo referencia a la "infancia" de la técnica moderna de hacer libros a través de la imprenta. En dicho período la industria tipográfica todavía no se había especializado: el impresor era dueño y manipulador de la prensa, fundidor de tipos, fabricante del papel, encuadernador, editor y librero.

Es todo aquel libro, panfleto o documento impreso (y no escrito a mano) antes del comienzo del S.XVI en Europa. El primer libro impreso español que se conserva es el Sinodal de Aguilafuente, impreso por Juan Párix de Heidelberg (Johannes Parix) en 1472 que contiene unas actas de una reunión celebrada en Aguilafuente, Segovia.

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