Críticas:
Recomendación de Librosyliteratura.es, escrita por Susana Hernández
Suite francesa, de Irène Némirovsky "De vez en cuando la vidanos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas... " Esto nos dice Joan Manuel Serrat, pero también hay veces que la vida nos va dando bofetadas en toda la cara y con toda la mano abierta; y cuando crees que te vas a reponer del golpe anterior te giras y ahí está, con el puño preparado para hundirlo en la profundidad de tu hígado. ¡Pues sí que se ha levantado Susana de buen talante! ¡Pues sí que este libro le ha dejado buen sabor de boca! Es extraño, había oído hablar mucho de "El baile” y me llamaba la atención que alguién lo pudiese catalogar como “un libro breve y entretenido”. Es raro que Salamandra publique un libro “para pasar un buen rato”. Así que cuando cayó en mis manos no pude evitar llevármelo a mi casa. Y lo leí, y me pareció dolorosamente especial, tan especial que recordé de inmediato que mi amigo Javier BR también había reseñado un libro de esta misma autora, y fui hasta su reseña “Nieve en otoño”, en la que decía que es “Una breve novela que encierra todo el dolor de lo que se ha perdido para siempre, la nostalgia de un tiempo y un lugar al que poder llamar propio”. Y lo leí, y, otro estupendo acierto ¡Que interesante! Había llegado el momento de profundizar más sobre esta autora. Y si uno se interesa seriamente sobre esta mujer termina leyendo “Suite Francesa” Irène Némirovsky, una mujer que ha llegado hasta nosotros de la mano de Salamandra, y como antes les decía es difícil, que esta editorial me defraude.Déjenme que les cuente que esta mujer nació en Kiev un 11 de Febrero de 1903. En diciembre de 1918, la familia de Irène escapa de la Revolución Rusa y permanece un año en Finlandia, (y entonces no me queda otra que recordar aquel libro que se titula "Mi abuelo llegó esquiando"). Cuando llegan a Francia, ya tiene 16 años, retoma sus estudios y obtiene una licenciatura en Filología Francesa en la Sorbona. A los 18 años empieza a escribir. Irène, siempre tuvo una institutriz francesa con la que pasó la mayor parte de las horas de su más tierna infancia, así que desde niña escribió, vivió y pensó en francés. Era hija de un banquero judío ucraniano y de una mujer que no supo o no quiso ser madre y que no ocupó ningún lugar en su corazón, quizá tan solo el del dolor o el del odio. Es por ello que a la joven autora no le tiembla la mano a la hora de escribir, y publicar, su libro titulado “El baile”, historia por la que muchos hemos llegado hasta esta escritora. Irène tenía cierta facilidad para los idiomas y hablaba además de francés, ruso, polaco, inglés, vasco, finés y yiddish. En 1926, se casó con un hombre que parece que dio algo de calor y estabilidad a su vida y con el que tendría dos hijas: Denise y Élisabeth. . En 1929 publican su primera novela, David Golder, pero no la firma y el Editor debe poner un anuncio en la prensa para encontrar a la persona capaz de haber escrito una obra tan dolorosamente brillante. De la novela se hicieron en 1930 adaptaciones para el teatro y el cine.A pesar de ser una escritora en lengua francesa muy reconocida el gobierno francés rechazó su petición para nacionalizarse en 1938. Las actitudes antisemitas ya afloran entre la sociedad francesa, y ante lo complicada situación que se vive, el 2 de febrero de 1939 toda su familia se convierte al catolicismo. En 1940 se le impide ya publicar pero ella escribe y escribe apurando cada trozo de papel que puede conseguir. Sabe cual es su destino, y lo sabe mientras escribe este libro que yo estoy leyendo, y lo sabe cuando saca a sus hijas del país, y lo sabe el 13 de Julio de 1942 cuando fue detenida por la gendarmería francesa, y lo tenía absolutamente claro cuando poco después fue deportada Auschwiz, y allí se cumple su destino el 17 de Agosto de 1942. Murió de tifus, pero murió como millones de judíos y otros seres humanos que también sabían su destino. Y su marido, que removió cielo y tierra para lograr sacarla de aquel infierno, también debía tenerlo claro cuando un 6 de noviembre vió su destino final en una de aquellas cámaras de gas. Y tras leer todo esto y muchas cosas más sobre la vida de esta mujer, y de cómo sobreviven sus hijas y de como aparece este manuscrito, en el prólogo, te enfrentas a la lectura de este libro editado sin las oportunas correcciones de la autora, y la lectura que haces es doble, o triple, porque ya no lees solo una historia en esos tomos de una novela inacabada, vemos de primera mano el éxodo de parte de la población francesa y la ocupación alemana en Francia, la degradación del ser humano ante el miedo, incluso ante el miedo relativo y superable con poco que uno ponga de su parte ... Némirovsky se muestra especialmente irónica y resentida con los franceses, por encima incluso de los Alemanes, pero si ella no lo hace abiertamente (¿O sí?) tampoco seré yo (¿O sí?) quien les va a hablar ahora de colaboracionismo o de mirar para otro lado en esta nuestra querida Europa. Yo no tengo claro que esta novela posea interés literario, creo que sí, pero no discutiré con quién diga lo contrario, que los hay; yo creo que este libro, debidamente corregido por la autora habría quedado como el resto de sus obras, mucho más reducido, mucho más condensado, personajes más jugosos, literatura más dolorosa... Pero eso nunca lo sabremos, y en cualquier caso ella ya sabía que casi siempre la realidad supera la ficción. Susana Hernández
Reseña del editor:
El descubrimiento de un manuscrito perdido de Irène Némirovsky causó una auténtica conmoción en el mundo editorial francés y europeo. Novela excepcional escrita en condiciones excepcionales, Suite francesa retrata con maestría una época fundamental de la Europa del siglo XX. En otoño de 2004 le fue concedido el premio Renaudot, otorgado por primera vez a un autor fallecido. Imbuida de un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época. La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo. Concebida como una composición en cinco partes —de las cuales la autora sólo alcanzó a escribir dos— Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.
"Sobre este título" puede pertenecer a otra edición de este libro.