La cocina y otros espacios dom�sticos (MONOGRAFIAS)

F. Deulonder, Llu�sa

ISBN 10: 8425222206 ISBN 13: 9788425222207

Editorial: Editorial Gustavo Gili, S.L., 2009

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Rese�a del editor:

En la actualidad asistimos a un renovado inter�s por los espacios dom�sticos y las actividades que en ellos se desarrollan, como es el caso de las cocinas. Entre las razones que lo han provocado, podemos destacar dos factores. Por una parte, diversos cambios sociales han propiciado la evoluci�n en la forma de utilizar la cocina y, por la otra, cada vez es m�s necesario aprovechar al m�ximo el espacio. Como consecuencia, se han diversificado las actividades y funciones que actualmente se desarrollan en estos espacios.

El objetivo de este libro es sintetizar estos cambios de uso y ofrecer una informaci�n pr�ctica y detallada a todos los profesionales responsables del proyecto de cocinas y otros espacios dom�sticos, como los de lavar y planchar.

En la primera parte se analizan cada una de las funciones de estos espacios (cocinar, lavar y tender) y aquellos elementos que les dan respuesta, proporcionando criterios de dimensiones y organizaci�n para las diferentes actividades. En la segunda parte se proponen criterios de dise�o que potencian la integraci�n coordinada de funciones y elementos, condici�n imprescindible para optimizar el espacio y para que las actividades dom�sticas m�s usuales puedan resultar placenteras, hasta el punto de que, incluso, faciliten la con-vivencia. Las propuestas contemplan tambi�n el modo como se integra en el conjunto de la vivienda.

Extracto. � Reimpreso con autorizaci�n. Reservados todos los derechos.:

Extracto del pr�logo:

'Pr�logo

Algunas ideas sobre los libros de dise�o de lo dom�stico; por Jos� Luis Gonz�lez Moreno-Navarro, arquitecto

Todos los autores que tratan la historia de la cocina coinciden en que Catharine Beecher es la autora, en 1869, del primer libro relevante sobre dise�o de los espacios destinados a los trabajos dom�sticos (en la bibliograf�a se detallan las obras de los autores citados). La valoraci�n por parte de los estudiosos actuales de lo que dec�a la se�ora Beecher, normalmente, ha sido muy positiva y se ha llegado a considerarla como una pionera del feminismo, entonces en sus inicios. Pero, como pasa en muchas ocasiones, una relectura de su libro y de los datos de su biograf�a se pueden interpretar en sentido claramente opuesto: el de que si reorganiz� los trabajos caseros fue para adaptarlos a la sociedad estadounidense surgida a ra�z de la abolici�n de la esclavitud que, entre otras muchas cosas, comport� que el servicio dom�stico pasara a manos de personas externas a la vivienda. Por ejemplo, una de sus importantes iniciativas, la supresi�n de la mesa central y sus sillas a favor de la concentraci�n de planos de trabajo en el per�metro, fue creada para hacer m�s eficiente el trabajo de las muchachas de servicio al evitar de ra�z la tentaci�n de descansar sentadas.

Por otro lado, la mayor�a de los analistas de hoy d�a que hablan de ella se centran en la planta baja del edificio que aparece en su libro, donde se sit�a la cocina, y no prestan atenci�n a la planta s�tano en el que se desarrolla todo el trabajo relacionado con la ropa de la casa. En esto siguen la manera habitual de los manuales de dise�o dom�stico que ignoran todo lo relacionado con ello.

En cualquier caso, Beecher fue una se�ora con arrestos que introdujo cambios importantes en su propia casa y en otras que dise��, y que hizo tambi�n lo m�s dif�cil: escribir un libro explic�ndolo todo. Quiz�, si no lo hubiera hecho, no hablar�amos de ella.

Desde entonces se han escrito muchos libros sobre la cocina, aunque muy pocos tratan los dem�s espacios dom�sticos. Pero no s�lo eso: la sociedad y, en consecuencia, el trabajo dom�stico han sufrido una transformaci�n brutal. Quien tenga inter�s por la historia de todo ello a fondo tiene en la bibliograf�a un buen pu�ado de t�tulos. Vistos en conjunto, todos coinciden en destacar, adem�s de Beecher, las obras de otros autores como Christine Frederick, pero por encima de todos, la cocina de una arquitecta que, parad�jicamente, no escribi� un libro como tal, pero que dej� una huella que todav�a perdura: Margarete Sch�tte-Lihotzky y su cocina de Fr�ncfort de 1926.

Si la definimos en pocas palabras, diremos que es una cocina muy peque�a (1,87 3,44 m) en la que todo estaba organizado para que una �nica persona, obviamente, mujer, hiciera de manera eficaz todo lo relacionado con la comida y con parte de la ropa, planchar (si era zurda). El lavado y el secado se hac�an en otro lugar que no hay documento que diga d�nde era.

No todo el mundo estuvo de acuerdo con aquel dise�o. Ernst Neufert, en la primera edici�n de 1936 de su universal Arte de proyectar en arquitectura, cita un dictamen algo cr�tico del Reichs Forschungsgesellsghaft en el que, entre otras cosas, se dice que el cubo de basura de debajo de la mesa debe sustituirse por un caj�n que pueda sacarse y que la cocina debe ser algo m�s ancha.

Otl Aicher, en su libro La cocina para cocinar, cita al soci�logo Ludwig Neund�rfer, el cual, despu�s de alabar las virtudes del dise�o, dijo: 'La principal objeci�n a este tipo de cocina es que la mayor�a de las personas se comportan en sus casas de una manera diferente a la que aqu� se sugiere. Los ni�os no pueden estar junto con su madre mientras cocina... y mucha gente conserva el h�bito de comer en la cocina(...)'

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edici�n: Editorial Gustavo Gili SL

"Sobre este t�tulo" puede pertenecer a otra edici�n de este libro.