La sombrerería mágica - Tapa dura

Las cosas que llegan por sorpresa nos hacen vibrar, y simplemente por ese hecho, nos resultan especiales durante toda la vida. En este pueblo saben bien lo que es la magia de lo inesperado. ¿Vienes?

Una sorpresa, un libro que no esperábamos tener, un abrazo que llegó en el momento en que nos sentíamos solos... ¡hay que ver lo felices que nos hacen las cosas sencillas e imprevistas! Es la fuerza de la atracción hacia las experiencias que nos hacen felices, somos adictos a vivir momentos que nos impulsen con alegría pero, en no pocas ocasiones, ese mismo impulso nos da miedo y rehuimos de lo imprevisto, porque amigos, lo imprevisto siempre lleva a cuestas lo desconocido. Da vértigo, ¿verdad?

Si en tu interior sientes que el impulso es más fuerte que el miedo a lo desconocido, si quieres abrir la puerta de lo que parece imposible en tus hijos, tus alumnos y alumnas, si quieres contar un cuento que llene de ilusión toda la biblioteca, ni lo dudes: bienvenido a La sombrerería mágica, un cuento editado por Cuento de Luz.

¿Tengo fijación con los sombreros? Seguramente, pero antes de que mis inspiraciones literarias salgan a la luz quiero detenerme ante el cuento que tenemos entre manos. La sombrerería mágica desprende un aroma a calma que, de ser tan sutil, te engancha desde la cubierta. Un enorme sombrero deja ver en su interior una luz intensa, alguien está levantando su ala con curiosidad. Hay más personas con él pero no sabemos bien si se atreven a mirar del todo en el interior de la copa del bombín.

De tonos rojizos, anaranjados y pardos, así tengo en mi mente todos los cuentos de Sonja Wimmer, pero cada uno tiene una particularidad que le hace único. Desde Bogo Quierelotodo, pasando por La sorpresa del jardinero, Los miedos del capitán Cacurcias y Montañas en la cama, dejan en el lector una huella imborrable con elementos llamativos que despiertan a la imaginación siempre.

En esta ocasión, la historia nos lleva hasta un pueblo desconocido donde cada uno es cada cual (como diría Serrat), ¡como en todos lados! Esto no nos dice gran cosa pero, de pronto, algo inesperado ocurre en el lugar. En la plaza del pueblo ha aparecido un carromato con un cartel que dice así: La pequeña sombrerería. Claro está que los vecinos del pueblo no recibieron a la nueva tienda con mucho entusiasmo, el miedo a lo desconocido fue más fuerte que ellos y nadie se atrevía a entrar. Pero la curiosidad era tanta que se dejaba ver por las calles de todo el pueblo: a veces aparecía en forma de frases recelosas y otras en forma de miradas ansiosas de saber.

Un buen día, Miguelito Miedoso (ironías de la literatura y la vida) entró a la tienda y salió de allí con un bonito sombrero. Nadie sabía qué había pasado dentro pero desde que salió de la tienda, Miguelito Miedoso no era el mismo; el que fuera un chico tímido se liberó y comenzó a salir de sí mismo, charlaba con los demás y todo en él resplandecía de felicidad.

¡Caramba qué cambio! La curiosidad y las ganas fueron venciendo al recelo por lo desconocido y, poco a poco, toda la gente del pueblo fue entrando en la pequeña sombrerería. De allí salían con sombreros de lo más variopinto, ninguno era igual a otro. Bien parecía que se los fabricaba a medida para cada persona. No sabemos lo que dentro de aquella tienda pasaba, ni qué les decía el sombrerero, pero lo importante es que todos los habitantes del pueblo dejaron atrás sus defectos y por fin se convirtieron en las personas que querían ser: sin complejos, sin riñas, sin odios, sin perezas,... en definitiva, cuando llevaban sus sombreros vivían sin todos aquellos lastres que no nos dejan ser felices.

Todo el mundo era feliz, el pueblo había cambiado por completo, parecía que nada podía perturbar la alegría que allí se respiraba y, sin embargo, una fuerte ventisca arrebató de sus cabezas los amados sombreros. La ventolera se llevó por delante no sólo los sombreros, también se llevó la pequeña tienda y al misterioso sombrerero.

Era una tragedia, ¿qué harían sin sus sombreros?

Ni por asomo pienses que voy a desvelarte el desenlace de esta historia. A partir de aquí la trama da un giro que merece la pena leer y descubrir por uno mismo. Te invito a que te dejes llevar y, si no tienes todavía este cuento en tu estantería, a que te hagas con él porque es una verdadera maravilla.

¿En qué puede ayudarte este cuento?

Para contestar a la pregunta anterior vuelvo a la calma que me transmite este cuento nada más cogerlo y a mi fijación con los sombreros.

Hablar sobre los prejuicios y el miedo a lo desconocido. Lo primero que podemos debatir con los más pequeños a partir de este cuento son nuestros prejuicios. Poner en tela de juicio los comentarios e ideas de la gente cuando el carromato de la pequeña sombrerería llega al pueblo.

“¿Y quién necesita aquí sombreros? [...] ¡Qué malos modales! Presentarse así, de esa manera...” Miraban de reojo a la tienda y mantenían la distancia, desconfiando de todo lo que pudiese amenazar la tranquila rutina de la comunidad.

Comentarios como ese a media voz pueden ser temas de debate. ¿Lo hacemos habitualmente? ¿En el cole se escuchan ese tipo de comentarios cuando alguien nuevo llega a clase? ¿Por qué se molestan tanto sólo porque llegue una tienda nueva al pueblo.

Dialogar sobre aquello que no nos deja ser felices. En realidad, lo que viene a contarnos esta historia es cómo de felices podemos ser si (por arte de magia) un día desaparecieran nuestras excusas y nuestros sentimientos más negativos. La sombrerería mágica es una bonita invitación a reflexionar sobre esos pequeños fallos que manchan todas nuestras virtudes y que no nos dejan disfrutar al 100% de nuestro entorno o de nosotros mismos. Quien sea demasiado tímido se está perdiendo todo aquello que le puede gustar y el mundo, además, se está perdiendo una persona muy valiosa. La persona que es fanfarrona se está perdiendo disfrutar de las contrariedades de la vida y no aporta soluciones. Y aquellos que son tacaños se pierden la plenitud que da desprenderse de las cosas materiales. En fin, son pequeños defectos que TODOS tenemos y que, si lo pensamos bien, son tan tan tan mínimos que ¿de verdad nos costaría cambiarlos? Quizás sólo con ponernos un sombrero...

Sacar nuestro lado más creativo. ¡Y aquí quiero llegar! Ponerse sombreros es LA LECHE. Mola mil y desde aquí os invito a todos a que lo hagáis en casa o que sea una actividad más en el aula este curso. Un sombrero vale por un disfraz entero; haz la prueba colócate un sombrero de pirata y verás que te sale de carrerilla eso de “¡¡Al abordaje!!”, ponte un sombrero de plumas y serás como Miss Daisy a punto de tomar té en Buckingham Palace. No sé qué tienen los sombreros que me hacen soñar muy alto cada vez que me pongo uno, y eso es un sentimiento que tengo desde que era muy pequeñita así que algo de divertido tendrá hacer la prueba en casa leyendo este cuento.

¡ME GUSTA! - QUIERO VER LA FICHA DEL CUENTO ¿Cuántos sombreros sois capaces de crear? Aquí te dejo el tutorial de cómo crear un sombrero de cartón, hay muchos más en YouTube así que no hay excusa porque todos son muy fáciles de hacer. Imaginación al poder y que no se diga que la lectura sólo tiene un camino.

Con seguridad te digo que lo importante en un cuento es quien lo lee.

Feliz lectura.

-Librería Libros10

Premiado en Estados Unidos en los 2015 International Book Awards

Un día, sin saber cómo, una sombrerería aparece en la plaza de un pequeño pueblo. Sus habitantes se sienten inquietos ante tal novedad. Pero entonces ocurre lo que nadie esperaba: los primeros clientes se ponen los sombreros y hacen un gran descubrimiento.

Una bella historia sobre sombreros mágicos pero sobre todo que resalta la importancia de ser uno mismo y de descubrir los tesoros que todos llevamos escondidos en nuestro interior

Lexile Level: 940L

No se pierdan el booktrailer!



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