Cocaína (NARRATIVA EXTRANJERA) - Tapa dura

Cocaína es una recopilación de tres relatos que giran en torno al mundo de la droga, La pista de Campagna, de Massimo Carloto, La velocidad del Ángel, de Gianrico Carofiglio y El baile del polvo, de Giancarlo de Cataldo. Tres relatos que abarcan diferentes aspectos de este submundo, cada uno con su tono y en su estilo, pero todos ellos francamente interesantes. Son textos trepidantes y con cierto pulso policíaco, y aunque son muy diferentes, es todo un acierto publicarlos juntos, porque se complementan a la perfección y amplían sobremanera el campo de visión del lector.

Por casualidades de la vida leí Cocaína al tiempo que un artículo sobre la drogas que publicó Antonio Escohotado en la revista Claves de marzo/abril titulado “de la guerra al armisticio” y la coincidencia no podía haber sido más feliz porque el tándem ficción-periodismo completa puzles que ninguno de ellos acostumbra a terminar por separado.

Dos de los autores compaginan su faceta literaria con su ejercicio de la magistratura, mientras que el otro vivió la justicio desde el otro lado del estrado ya que fue condenado por un asesinato que no cometió. En cualquier caso los tres conocen el mundo que retratan no sólo desde la pantalla de su ordenador, sino que llevan a sus espaldas no poco trabajo de campo. Y se nota, porque el resultado es, en los tres casos, muy convincente.

Ninguno de los tres protagonistas de los relatos incluídos en Cocaína es especialmente riguroso en la observación de la legalidad, conocen los caminos secundarios que conducen a los mismos objetivos que las autopistas de la justicia, y los transitan sin excesivo cargo de conciencia sabedores de que llegan al mismo sitio dando menos rodeos. Aunque no sin riesgos y desde luego sabiendo que no siempre merece la pena.

El primero de ellos, el más canalla, es un experto transitador de la cuerda floja, la segunda se cayó de ella (es el relato de tono más melancólico) y el tercero, el más complejo, también se ve obligado a recurrir a ciertos subterfugios, a jugársela, aunque lo suyo es una historia bien diferente. Porque esa es la virtud de esta edición conjunta, un relato se centra en lo que en este argot de cine negro serían bajos fondos, el segundo narra la historia de una policía a la que devoró el mundo al que combatía y el tercero es un ambicioso retrato de las autopistas de la droga desde los productores en Méjico y Colombia hasta sus distribuidores en Italia. Un relato que no sólo mira a la droga, sino que sigue la pista del dinero.

No sé si sería justo decir que alguno me ha gustado más que los otros, pero si tuviese que destacar uno sería el segundo, La velocidad del Ángel, no sólo porque siempre me han llamado más la atención los personajes caídos que los triunfadores, acostumbran a ser más complejos y satisfactorios, sino porque con toda la oscuridad y sordidez de la historia, es un relato en el que hay sitio para el amor. No es que sea un relato romántico ni mucho menos, es un amor un tanto destructivo, pero aparece y lo hace en un contexto que inspira una ternura muy especial.