Cuando nació Gustave Eiffel, los desafíos técnicos estaban de moda: edificios, puentes, trenes.. toda una Revolución Industrial estaba en marcha. Sólo faltaba una gran torre y él iba a conseguir hacerla. No importaba que en principio no fuera a servir para nada, ni que muchos pensaran que iba a resultar un pastiche en medio de París, que acababan de reformar casi por completo y les había quedado muy mono, pero él no paró hasta que consiguió tener un despacho a 300 metros de altura. ¡Menudo nivel!
"Sobre este título" puede pertenecer a otra edición de este libro.
(Ningún ejemplar disponible)
Buscar: Crear una peticiónSi conoce el autor y el título del libro pero no lo encuentra en IberLibro, nosotros podemos buscarlo por usted e informarle por e-mail en cuanto el libro esté disponible en nuestras páginas web.
Crear una petición