Jerusalén. Caballo de Troya 1 (Bestseller) - Tapa blanda

No suelo leer un mismo libro dos veces, y menos aún si éste tiene más de 700 páginas. Sin embargo, he vuelto a releer uno de mis libros favoritos, del que se cumplen treinta años de su publicación. Por eso hoy vengo a hablaros de todo un clásico moderno, el primer volumen de la serie Caballo de Troya, del prolífico escritor J.J. Benítez.

Hay libros que te entran por los ojos, y con éste, cuando me lo encontré cara a cara en la librería, fue un amor a primera vista. Resulta que Caballo de Troya 1 cumple tres décadas de su publicación, y los de Planeta han decidido sacar una edición limitada a un precio más que razonable... ¡y con la portada original! Esa misma portada que llamó mi atención hace 10 años, cuando una noche, aburrido durante una interminable reunión familiar, me dio por revisar la biblioteca de mi abuelo. Allí estaba este libro, con esta misma portada y los bordes de las tapas algo cascadas, notando ya el paso del tiempo.

Aunque hoy en día tengo a este libro como uno de mis favoritos, en su momento me costó bastante. Dos veces lo empecé y encontré la motivación suficiente para pasar de la página 100. Sin embargo, cada libro tiene su tiempo y su lector determinado, y fue a la tercera cuando disfruté de uno de los libros que más me han marcado en mi vida.

Poco podría comentar de Caballo de Troya que los lectores no sepan ya. La polémica serie, con tintes de ciencia ficción y un halo de realidad alcanza ya su noveno libro, vendiendo millones de ejemplares y contando la vida de Jesús de Nazaret desde la visión de un viajero en el tiempo del Siglo XX.

Una vez releída esta fabulosa historia, me es grato comprobar cómo las sensaciones han sido igual de placenteras que la última vez. He vuelto a disfrutar con la primera parte de la historia, esa en la que el autor se ve envuelto en una búsqueda peculiar que le descubre el proyecto Caballo de Troya. Y he vuelto a sorprenderme con la parte técnica de la preparación del viaje, esa parte que no hay por donde cogerla debido a la cantidad de términos científicos que aporta. Y sobre la tercera parte, la más extensa e importante, digo lo mismo que dije en su momento... ¡Impresionante!

El primer libro de Caballo de Troya nos traslada a Jerusalén, a vivir los últimos días de existencia de Jesús, con su Pasión y muerte. Más de 500 páginas que lo convierten en un “Evangelio apócrifo” escrito 2000 años después. La polémica está servida, pues en este libro descubrimos facetas de Jesús poco comentada en los Evangelios. Quizá el ritmo sea lento, pero cada diálogo, cada escena y cada personaje merecen ser disfrutados con serenidad y tiempo.

Las conversaciones del autor con Jesús nos descubren al ser humano que había detrás del personaje histórico. Pero dentro del morbo que puede suscitar una situación así, el autor lo trata de la manera más aséptica posible, pese a que ha levantado las críticas de varios sectores de la Iglesia. Yo prefiero pensar que J.J. Benítez quiso en su momento, hace treinta años, hacer un relato amplio de lo que fueron los últimos días de Jesucristo, dando a la historia el dramatismo necesario, y haciéndolo con maestría. Y si no me creen, prueben a leer el momento de la crucifixión... solo le falta a la lectura incorporar la sangre y el sufrimiento en el propio lector.

Y en cuanto a su final, no por sabido deja de ser emocionante. Las últimas páginas están dotadas de una tensión y un ritmo descomunal. Pocas veces he terminado un libro teniendo el corazón subido de revoluciones, y este autor ha conseguido que me pase en dos ocasiones.

Así que, siete años después, me sorprende haber leído el mismo libro y haber tenido las mismas buenas sensaciones. Sigo pensando que Caballo de Troya 1 es de las mejores historias que he leído y leeré; que es una obra densa, pero que devuelve al lector una experiencia lectora apasionante. Y quién sabe, hace años no pensaba leer nada más de esta serie de J.J. Benítez para no estropear esta grata impresión causada, pero quizá le pida a mi abuelo el segundo volumen. Quién sabe...