Reseña del editor:
! Para amar major a Dios conviene conocer sus maravillas y acercarse a Su asombrosa vida humana ! Luis Enrique Palacios Ruiz Sr. y Luis Enrique Palacios Alzuru Jr., Padre e Hijo, Médico Científico el primero y el segundo Ingeniero especialista en Liderazgo, hemos decidido emprender juntos este viaje hacia Dios. Exploraremos su Creación y en especial su encarnación bajo figura humana. Esa fue su promesa a la humanidad y en especial al pueblo Hebreo, al fecundar a una virgen y vivir un camino de palabras, milagros y sacrificios en la Tierra Prometida. ¡Este ofrecimiento se hizo realidad en Jesús de Nazaret! Estamos conscientes de que los humanos han propuesto múltiples respuestas ante el misterio del origen y causa de la Creación, así como ¿Quién? o ¿Qué fue en realidad Jesús? ¿Un extra-terrestre? ¿El Amor palpable? Por ello aceptamos la incertidumbre que rodea el camino a emprender en este Viaje hacia Dios y su realización humana. Para acercarse a Dios, unos lo hacen con tristeza, por lo que miran hacia atrás y se quedan en el pasado. Otros buscan acercarse con preocupación sobre el futuro, por lo que miran desordenadamente a su alrededor. Algunos incluso se acercan con la angustia de su presente y miran hacia abajo con depresión. Hemos emprendido este camino no solo como simples turistas, sino como una dualidad: ¡Como científicos y peregrinos! Guiados por la ciencia usaremos cualquier instrumento moderno que nos ayude a conocer la Creación y así entender mejor a su Autor Creador. Para ello usaremos innumerables reportes y libros científicos, que nos ayudan a comprender mejor las leyes que gobiernan a la Creación. Gracias al diseño de herramientas de exploración cada vez mejores, hemos podido acercarnos a lo sucedido en el frio Santo Sepulcro, hace dos milenios atrás, o la forma como se inició el Universo con un Big Bang hace 13 billones de años. La ciencia solo puede acercarnos hasta unos pocos milisegundos de sucedido el acto Creador, pero no más atrás. Desconoce lo que había antes y ni si quiera puede imaginárselo, por lo que no puede idear instrumentos para medirlo. En consecuencia, la ciencia mira a su alrededor, que es donde está la materia, y nos ofrece una visión limitada de la vida. La manera que dispone el ser humano para penetrar en lo que existía antes de la Creación, es que su Causa nos lo revele. Por ello requerimos la manera del peregrino para escuchar la “Palabra de Dios”. Esta revelación no solo viene del firmamento y las estrellas, sino del más allá, que es donde apunta la Fe: al Reino de los Cielos, al Jardín del Edén. De esa forma, en este viaje hacia Dios, nosotros miraremos hacia donde apunta la fe... ¡hacia arriba, hacia adelante, hacia donde está Dios! No fue fácil encontrar las palabras adecuadas para vaciar nuestras mentes y abrir nuestros corazones. Acudieron muchos a nuestra ayuda, uno de ellos el sabio científico Albert Einstein cuando dijo: «Los años de búsqueda en la oscuridad de una verdad que uno siente, pero no puede expresar. El deseo intenso y la alternancia de confianza y desazón hasta que uno encuentra el camino a la claridad y la compresión, sólo son familiares a aquél que los ha experimentado.» La primera gran interrogante sobre Jesús de Nazaret que se hacen sus propios discípulos, es en relación a su identidad. No se preguntaron ¿Quién es?, sino ¿Qué es este hombre? Qué difícil es reconocer que frente a uno está el Creador del Universo hablando en persona como uno más. Esto explica porque no discutieron entre ellos si Jesús era un rabino o un profeta más. Lo que se preguntaban era si tenían frente a sí al Mesías de Israel. Jesús de Nazaret afirmó ser Dios hecho Hombre y para ello ofreció realizar una señal inequívoca y científicamente indiscutible: Su Resurrección, con la cual venció a la muerte con ley inexorable de la vida. Lo cierto es que ese singular ser humano vivió entre los hombres hace 2000l años, partiendo la historia humana en dos: Antes y después de Él.
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