Vínculos. Apuntes con Rubén Blades - Tapa blanda

Las canciones de Rubén Blades han compuesto una épica y una estética de lo urbano en Latinoamérica; no desde el estereotipo glorificador o barriobajero típico de ciertas composiciones salseras, sino desde la hondura y complejidad de lo humano, la belleza de lo poético. Una poesía de la sencillez y la calle, mezclada con inquietudes filosóficas, vivencias amorosas y la idiosincrasia típica de los sectores populares de América Latina. Ahora bien, ¿cómo se entrelaza la música de uno de los cantautores fundamentales de la salsa con la vida de un joven venezolano que sueña con escribir y que ve en la cotidianidad de su barrio caraqueño un reflejo de lo que el panameño inmortalizó en sus letras? La respuesta puede venir en varias formas, pero la escogida por Edgar Borges destaca por singular. En vez de escribir una novela cruzada de referencias musicales y autobiográficas, opta por una larga entrevista al cantautor, quien le cuenta cómo nacieron los temas que acompañaron su niñez y adolescencia, que le sirvieron de banda sonora a su vida urbana, tan parecida a la de tantos latinoamericanos y al mismo tiempo con la singularidad de las experiencias humanas intransferibles. Vínculos. Apuntes con Rubén Blades no es, por lo tanto, un libro de entrevistas al uso, tampoco es la biografía ni de Blades ni de Borges, es más bien un poco de todo: libro de entrevistas, sí; colección de anécdotas autobiográficas; análisis de la vasta y brillante obra del músico; un fascinante viaje al proceso creativo de un artista fundamental de su tiempo; y, finalmente, el retrato biográfico de dos personas: Edgar Borges, joven caraqueño que un día pudo entregarle a su artista favorito algunos cuentos que garabateó en su casa de una parroquia popular caraqueña; y de Rubén Blades, el artista en cuestión, sin cuyas canciones muchos latinoamericanos nos habríamos quedado sin parte de la épica sentimental que construyó nuestras vidas. En tal sentido, y como si se tratara de un meta-libro, en estas páginas ocurre lo mismo que cuando alguien se adentra en la obra de Blades: sorprende la poca ortodoxia de su creación, imposible de etiquetar en los límites de un género, así como la vida, cuya complejidad no puede reducirse a sofismas, por lo que se hace pertinente contarla en historias, como la de Ligia Elena y su trombonista, como la de Pedro Navaja, como la de Paula C., como la de un Sicario, como la de Manuela, como la Ramiro.