Reseña del editor:
Los hermanos Karamazov, fue publicada en 1880, constituyendo la última entrega del escritor y, para muchos, la cumbre de su genio narrativo. Narra la historia de un parricidio pero, como siempre en Dostoievski, hay un trasfondo moral en forma de conflicto, en este caso las partes enfrentadas son la fe, con su contrapartida la duda, el racionalismo y el libre albedrío. Por otra parte, cada uno de los hermanos Karamazov encarna una tendencia ideológica característica de aquella Rusia azotada ya por vientos de cambio, preludio de la agitación política que desembocará en la revolución de 1917. Dimitri representa la oscura Rusia tradicional, con los pies firmemente asentados en la Edad Media; Iván, por el contrario, es la imagen de la nueva Rusia, occidentalizada y nihilista; Aliosha sueña con un futuro idealizado. La narración arranca en la juventud de los principales protagonistas: Dimitri, personaje contradictorio, en permanente oscilación entre el bien y el mal, acaba de retirarse, a los 29 años, del ejército, en el cual servía como oficial; Iván tiene 28 años y ostenta el estatuto de estudiante; Alioscha, a los 19 años, ha decidido entrar en un convento. El denominador común entre los tres hermanos es el menosprecio por su padre, un terrateniente bestial y corrupto. Si bien los dos mayores lo detestan hasta desear verlo muerto, el menor lo trata con distancia pero ajustándose a los preceptos que la religión impone. Hay todavía un cuarto hermano, Smerdiakov, servil y demente. Es él quien cometerá materialmente el asesinato del padre, aunque incitado por Iván. Será, sin embargo, Dimitri el acusado y, en consecuencia, detenido. Iván se halla al corriente de la identidad del verdadero asesino pero guarda silencio, dejando que aquél sea condenado a perpetuidad a trabajos forzados en Siberia. Cuatro meses después de poner punto final a la obra, fallece Dostoievski, sin poder concretizar la proyectada continuación de ésta.
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