La huella imborrable de sus dientes - Tapa blanda

Navegando Navegando, cruzo insondables abismos de tiempo, hasta aquella nostálgica noche, las estrellas nos miran melancólicas, destellos luminosos se desprenden de tus ojos claros, la brisa juega coqueta con tu blonda cabellera, tu aroma inunda el ambiente, el mundo reducido a dos, te amo, te deseo, te deje ir, el alma, astillada, rota, tengo grabada a fuego tu suave sonrisa, apenas tenue esbozo, no olvido el tono bajo de tu voz, amado murmullo, la firmeza de tu piel, el festivo vestido, las majestuosas pantorrillas, te tomo de las manos, estoy nervioso, enamorado, caminamos por las tortuosas calles a la solitaria playa, siempre jóvenes, eternos, incorruptibles, sueño contigo, rozo tus labios entreabiertos, de alba dentadura, tu aliento frutal, la melodía de Sailing nos envuelve, la fantasía, la penumbra, el licor, tu breve cintura, los cuerpos pegados, el latir agitado de nuestros corazones, cierro los ojos, que la música nunca termine, escucho tu respiración, acompasada a la mía, te estrecho, te escurres etérea de mis brazos, me molesta la frialdad de la Galaxia, el silencio estelar, te deslizas descalza en la arena, el mar impune recorre nuestros cuerpos, ficción onírica, fulgores felinos velan el prohibido sueño, el aligero humo del cigarrillo enlagrima mis cansados párpados, agito el hielo del vodka, dejo que la bebida resbale fría por la boca, quisiera que Neruda me susurré un poema amoroso, para describirte, intento seguir tus pasos, un satinado reflejo lunar, me ayuda a encontrarte, las palmeras resguardan tu desnudez, eres bella, bella de juventud, tornasolados luceros caen de tus pestañas, el Universo calla, el mágico instante, jamás volverá a repetirse, los dioses duermen, navego de vuelta al presente, el amanecer estalla en mil colores, la bruma se disipa, todo está en silencio, te alejas en el tiempo, el océano del olvido ahoga mis recuerdos, eres bella, bella siempre.

Armando Loria, Mérida 1960 Profesional Técnico en Hotelería y Gastronomía, aficionado a la Literatura, ateo, libre de cualquier superstición religiosa, solo me guio por la ciencia, lo demás no tiene la menor importancia, amo a mi familia, compuesta por mis padres, ausentes eternos, mi esposa, autoexiliada de mi casa, vida y amor, mis hijos, David, novel guitarrista, Hannah, que abandono la pintura, y que debuta como madre de mi querida nieta, recién llegada al Infierno Terráqueo, con la que quieren cometer el atentado de bautizarla con un feo nombre gringo, ajeno a sus raíces semitas, tabasqueñas o mayas, con el que jamás llamare, Tedy, un can psicópata, Chimole, una gata arisca, con complejo de acróbata, disfruto charlas con mis amigos en el inframundo cantinero citadino, el cine negro, el mar tranquilo, y la noche, he cumplido parte de mis sueños, como el viajar por México y el extranjero, caminado largamente por bellos lugares, solo deseo algún día conocer la maravillosa París, y si llego a viejo solitario como mi padre, retirarme ermitaño a esperar a la parca en algún perdido y olvidado puerto de pescadores, libre de los nefastos humanos, y con la compañía de libros, Mozart, y los Bee Gees