Reseña del editor:
Noches blancas, En Rusia ocurre un fenómeno natural durante el solsticio de verano en las áreas de latitud alta (como es el caso de San Petersburgo), en el cual las puestas de sol son tardías y los amaneceres más tempranos. Como consecuencia de esto, la oscuridad nunca es completa. Este fenómeno natural es conocido popularmente con el nombre de Noches blancas, a las cuales Dostoyevski hace alusión en El Idiota, cuando Ippolit lo visita en su dacha. Ambas historias (la del narrador y la de Nástenka) ocurren durante esa época del año. Además se muestra un instante fugaz, en el cual el protagonista a lo largo de estas noches cree haber encontrado por fin el alivio tan esperado a su soledad, lo cual después de la última noche se convierte en un triste amanecer con la culminación de su ilusión. Con esa circunstancia como inspiración, Dostoiewski elaboró una historia de perfil sentimental protagonizada por un solitario joven que, con frecuencia, imagina cómo será su vejez. Este personaje al que los lectores pueden conocer gracias a las descripciones de un narrador sin nombre, solía dar largos paseos por las calles de San Petersburgo. Este joven solitario e introvertido narra cómo conoce de forma accidental a una muchacha durante una “noche blanca Tras el primer encuentro, la pareja de desconocidos se citará durante las cuatro noches siguientes, noches en las que la chica, de nombre Nastenka, relatará su triste historia, y en las que harán acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.
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